El apoyo popular del BREXIT (*)

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El abandono de la Unión Europea por parte de Reino Unido

 

I. Primeramente, es necesario contextualizar cómo se dio la salida del Reino Unido. El 23 de junio de 2016 y como resultado del referéndum, los británicos decidieron la salida del Reino Unido (el 51,9% votó a favor de la salida) de la Unión Europea, tras más de cuarenta y tres años de permanencia en la misma.

    A lo largo de los meses de debate previo a esta importante decisión, y aun hoy, se manejaron argumentos a favor de una u otra dirección. Los partidarios de la salida del Reino Unido consideran que se puede vivir sin el resto de la UE mientras que el otro bando considera que la economía británica es dependiente del otro lado del Canal de la Mancha. Un argumento de peso de los euroescépticos es la pérdida de soberanía del Reino Unido que a su juicio se da por pertenecer a la UE y la transferencia de poderes desde el Parlamento Inglés a Bruselas.

 

II. Reino Unido y sus 27 socios comunitarios firmaron el 19 de febrero de 2016 un pacto destinado a convencer a la población inglesa de que la permanencia del país en la UE, organización a la que pertenece el Reino Unido desde 1973, y que, de esta forma, el espacio comunitario no se fragmente. La principal materia que aborda este acuerdo es la limitación de las prestaciones a trabajadores del resto de la UE y la indexación de las ayudas por hijo en relación a los inmigrantes del este de Europa. 

 

Otras disposiciones que se negociaron fue la garantía de que el Reino Unido no recibiría un trato diferenciado del resto por no estar en la Eurozona o la salvaguarda de la City de Londres como centro financiero. Lo que se procura es que haya una garantía de respeto mutuo entre los miembros, tengan o no el euro como moneda oficial. 

 

III. El 23 de junio de 2016 se celebró en Reino Unido un referéndum sobre la permanencia británica al espacio comunitario. La votación tuvo lugar en 12 áreas de recuento regionales, escindidas a su vez en 382 áreas de votación. 

 

A su vez, Escocia, Irlanda del Norte y Gales conforman una sola área de recuento e Inglaterra, un total 9 áreas de recuento regionales. En cuanto a las áreas de votación su número varía; contabilizando 32 áreas en Escocia, 22 en Gales, 326 en Inglaterra y 18 en Irlanda del Norte.  La única de las dependencias de la Corona o regiones y territorios con estatus especial dentro del Reino Unido, fue Gibraltar, englobando sus resultados en los de Londres.

 

El 51,9% votó a favor de la salida de la Entidad Supranacional (17.410.472 frente a 16.141.241; y el 51,9% frente al 48,1%, ver gráfico siguiente). Ello ha supuesto que David Cameron anunciara el nombramiento de un nuevo primer ministro en octubre de 2016 y que el portavoz de los nacionalistas escoceses, Angus Robertson, haya amenazado con una “crisis constitucional” y un nuevo referéndum de independencia.

 

Ilustración 1. El resultado del referéndum

Fuente: BBC MUNDO

 

Los datos muestran la ventaja del Brexit en el este y el norte de Inglaterra, pese a que la permanencia haya sido masivamente votada por más de medio millón de votos en Londres y una proporción similar en Escocia. La opción más votada en Gales ha sido la salida (52,5%) mientras que en caso de Irlanda del Norte y en Escocia, la mayoría de la población se ha decantado por la permanencia (55,8% y 62% respectivamente).

 

Curiosamente, las regiones que en 1975 votaron mayoritariamente en contra de integrarse, las Hébridas Exteriores y las Islas Shetland, en este referéndum votaron a favor de la permanencia. 

 

IV. Los principales argumentos utilizados a favor del “Brexit” y que han contribuido a que el resultado haya sido éste son “la pérdida de soberanía por la intromisión de la UE, el descontrol de la emigración, el aumento de la inseguridad y el empeoramiento de las condiciones económicas”. 

 

Hay autores que consideran que, sin el Reino Unido, la integración comunitaria va a ser más sencilla. En este sentido, Aldecoa Luzárraga afirma que la retirada del UE “puede facilitar el relanzamiento de la Unión al desaparecer el freno político británico”. Esta conclusión se basa en una serie de hitos que delimitan la relación entre el Reino Unido y el proyecto común europeo a lo largo de la historia.

 

A modo de ejemplo se puede ver cómo el Reino Unido no forma parte del espacio Schengen o no ha querido adoptar el euro como moneda común. Algunos explican estos recelos puesto que el Reino Unido ha sido tradicionalmente una de las naciones con mayor peso a nivel internacional, y durante el siglo XIX y parte del XX, fue la potencia hegemónica mundial gracias al imperio británico. Ello supondría inhibir sus posibilidades de crecimiento al tener que contribuir con otros países más atrasados del espacio comunitario.

 

El Reino Unido no veía, desde el primer momento, cómo el proyecto común podía servirles a sus intereses, de ahí que no estuvieran interesados en formar parte de tal unión. La integración únicamente puede avanzar cuando los gobiernos nacionales consideran que las instituciones europeas son de utilidad a sus propios intereses. 

 

Entre los motivos que alegó Reino Unido en aquél entonces para no sumarse al proyecto común están los siguientes:

 

La economía no había sufrido tanto durante la segunda guerra mundial, al no ser invalidada ni destruida por un ejército enemigo, el Reino Unido creció. Además, a diferencia de Francia, el Reino Unido había sido una de las potencias fundamentales en la derrota de Hitler en 1945. 

Por otro lado, la idea de un mercado común articulado en torno a diversos países europeos no parecía tan atractiva como la Commonwealth. 

La Comunidad Económica Europea no les ofrecía ventajas comerciales incluso pretendía establecer una rígida política proteccionista lo que blindaba su comercio exterior

 

Ello ocasionó que el aislamiento de Europa fuera algo propio del Reino Unido. Tampoco se debe olvidar las reticencias del presidente francés Charles de Gaulle a la entrada de Reino Unido con el motivo de “profunda hostilidad” que en su opinión tenía Gran Bretaña hacia la construcción europea, teniendo mayores intereses hacia una alianza con EEUU. El 14 de enero de 1963 Charles De Gaulle dijo no y el Reino Unido se quedó fuera de la Comunidad Económica Europea. 

 

V. Los británicos tuvieron que esperar una década, hasta 1973 para poder formar parte de la UE, junto con Dinamarca e Irlanda (el Tratado de Adhesión fue firmado el 22 de enero de 1972 y entró en vigor el 1 de enero de 1973). Edward Health, al frente del gobierno británico y líder del partido conservador, firmó el Tratado de adhesión de 1972 y los laboristas llegaron al gobierno con la promesa de un referéndum sobre la retirada. 

 

Dos años después del ingreso en la CEE y de negociar las condiciones de su entrada, se celebró un referéndum en 1975 sobre la permanencia, cuyo resultado fue favorable. Aunque los ciudadanos británicos consideraron positivo quedarse en el espacio común, en 1985 decidieron no formar parte del espacio Schengen, cuya razón de ser es eliminar los controles transfronterizos entre los Estados Miembros. Pese a que este acuerdo, se creó al margen de la UE, en 1997, fue incorporada al mismo, incluyendo a países fuera de la UE y excluyendo a otros miembros, entre los que se encuentran Reino Unido e Irlanda. El Reino Unido tampoco adoptó la moneda única, el euro, que se implantó con el Tratado de Maastricht (1992) y que empezó a circular el 1 de enero de 2002. 

 

Con el Tratado de Lisboa firmado el 13 de diciembre de 2007 el cual modificaba los dos grandes Tratados en vigor, el Tratado de la UE y el Tratado de Funcionamiento de la UE fueron aceptadas por el gobierno laborista de Gordon Brown y fueron ratificadas por el Parlamento británico, si bien se firmaron algunas cláusulas especiales que bloquearon la interpretación de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en el Reino Unido. Más adelante, el Acuerdo de Coalición de mayo de 2010 entre conservadores y liberales-demócratas establecía que el gobierno se obligaba a que no hubiera más transferencia de soberanía o poderes a lo largo de la siguiente legislatura, por lo que se rechazaron formar parte del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza del 2 de marzo de 2012.

 

A todo ello se debe añadir el factor geográfico dado que Reino Unido se encuentra en una isla separada del continente europeo, protegida por su situación de la marina de guerra y los distintos provenientes del resto de Europa. A pesar de encontrarnos en un mundo global y de que los transportes hayan evolucionado a grandes ritmos, puede ser que persistan algunos de los efectos del tradicional aislamiento sobre el pueblo británico, que no quiere relaciones con el resto del continente y prefiere optar por una mayor seguridad.

 

VI. ¿Qué sectores votaron a favor del Brexit? Tenemos colectivos diversos. Por ejemplo, la gente en contra de la inmigración. Nigel Farage, líder del partido derechista antiinmigrante UKIP, se opuso a la permanencia del Reino Unido en la UE. Hubo algunos defensores del Brexit que vieron salir de la UE como una oportunidad económica para Gran Bretaña. Aquellos que vieron la oportunidad económica tendieron a simpatizar con el libre mercado y las ideas de libre comercio, considerando que la naturaleza reguladora de la UE impedía la libertad espontánea del mercado. Los defensores del libre comercio después del Brexit esperan alcanzar acuerdos comerciales con naciones fuera de la UE, lejos de las regulaciones de la UE, creyendo que esto impulsará a Gran Bretaña como mercado, beneficiará a la economía y conducirá a un menor gasto del gobierno en el PIB. Políticos como Boris Johnson y Jacob Rees-Mogg se han asociado con este punto de vista. 

 

Tras más de cuarenta y tres años de permanencia, este país ha decidido abandonar la UE. Aquellos partidarios de la salida del Reino Unido consideran que se puede vivir sin el resto de la UE mientras que en el otro bando considera que la economía británica es dependiente del otro lado del Canal de la Mancha. Un argumento de peso de los euroescépticos es la pérdida de soberanía del Reino Unido que a su juicio se da por pertenecer a la UE y la transferencia de poderes desde el Parlamento Inglés a Bruselas.

 

El voto rural (sector ganadero y agrícola) y anciano votó mayoritariamente por el Brexit. Así, en las zonas más rurales del país, el Brexit arrasó (los condados con una edad mediana más elevada han sido más favorables al Brexit) (ver Gráfico 1).

 

Gráfico 1. Voto de condados ingleses y galeses según edad mediana

Fuente: El Confidencial

 

Las ciudades, con gente más joven y cosmopolita, votaron a favor del “Remain” ya que consideran que la UE es positiva para sus intereses, defendiendo la libre circulación de personas en su territorio.  Sin embargo, la baja participación de Londres (69,6%), dos puntos y medio por debajo de la media general, hizo que ganara el Brexit. De este modo, las grandes ciudades del Reino Unido como Londres, Glasgow o Edimburgo votaron a favor de mantenerse en la UE.

 

Consecuencias 

 

Una de las consecuencias de la salida de la UE del Reino Unido el 23 de junio de 2016 es la dimisión del Primer Ministro inglés, David Cameron. Otras consecuencias, en el plano económico, son todavía inciertas. Por ejemplo, no se sabe cómo afectará esta salida a los acuerdos comerciales de los que forma parte el Reino Unido como el negociado por la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (ATCI), más conocido como TTIP por sus siglas en inglés.

 

Como afirma Sagarra Trias “El Brexit es un proceso, del que solo se sabe o está previsto cómo puede comenzar, pero se desconoce cómo o cuándo puede acabar. El Brexit es una decisión y proceso que (…) afecta directamente a los ciudadanos de la Unión Europea. Su resultado marcará un futuro en Gran Bretaña, pero también en el resto de la Unión y sus ciudadanos”.

 

Una vez se ha determinado la salida del Reino Unido de la UE, se abre un período de negociación con las altas instancias comunitarias de duración y contenido incierto. Esta negociación abarcaría dos cuestiones: en primer lugar, los términos de la retirada y el régimen transitorio aplicable a las relaciones constituidas con anterioridad a la fecha de retirada del Reino Unido. En segundo lugar, el Reino Unido deberá también negociar un nuevo marco legal con la UE que se aplique a sus relaciones comerciales futuras. Aunque el Tratado de la Unión Europea establece que este período de negociación tenga una duración de dos años, el plazo es prorrogable y, dada la complejidad de las negociaciones, lo más seguro es que se prolongue en el tiempo. Además, el acuerdo de retirada podría tener que ser ratificado en algunos EEMM, lo cual puede retrasar considerablemente la entrada en vigor de la salida efectiva del Reino Unido.

 

El proceso de salida de la UE se ha iniciado con la Carta de Londres del 29 de marzo de 2017 en la que se solicita dar efectos a la decisión democrática del pueblo de Reino Unido. Con dicha comunicación al Consejo Europeo, Reino Unido busca salir de la UE de acuerdo con el art. 50(2) del Tratado d la Unión Europea. En dicha Carta, aunque se pide la salida, se busca al mismo tiempo mantener una relación productiva para ambas partes y alcanzar ciertos objetivos comunes como la defensa de las amenazas a la seguridad. 

 

Aunque el acuerdo de Retirada firmado con Theresa May contemplaba que todo el Reino Unido mantendría una unión aduanera con la UE mientras no hubiera otra opción, el Parlamento británico lo rechazó tres veces. El bloqueo de Westminster terminó con la dimisión de Theresa May pese a mantener varios meses de negociaciones. Johnson volvió a la idea original de que la salvaguarda incluyera solo a Irlanda del Norte tras las últimas elecciones (el conservador ha obtenido vía libre para alcanzar su Brexit particular gracias a un 45,6% de los votantes, defensores de la línea más dura del divorcio RU-UE). Su mayoría absoluta le concede todas las garantías para que, como mucho, el 31 de enero el Reino Unido se despida de forma definitiva de la UE.

 

En los últimos días se sabe que las negociaciones entre la UE y el Reino Unido han cobrado un nuevo impulso después de que las partes estén procediendo a efectuar unas “negociaciones intensas”. De este modo, los veintisiete lo intentarán hasta el final, aunque sigue primando el escepticismo. El negociador europeo, Michel Barnier, considera que vale la pena intentar una nueva ronda de última hora.

 

La UE afronta las conversaciones con varias líneas rojas: la exigencia de una solución legal y factible que evite la reinstalación de controles en Irlanda, la protección de la economía de toda la isla y los acuerdos de Viernes Santo, así como la integridad del Mercado Único. En todo caso, el Brexit también tendrá consecuencias relevantes para el Reino Unido, dado que el interés de Escocia por permanecer en el club europea ha provocado que se reactive su interés por alcanzar la independencia para alcanzar dicho fin.  

 

Posición de EEUU sobre el Brexit

 

Cuando el entonces candidato presidencial Donald Trump anunció en agosto de 2016 que “pronto me llamarán Mr. BREXIT”, pocos lo tomaron en serio. Tres años después, y después de muchos más comentarios relacionados de Trump, ahora como presidente de Estados Unidos, no hubo risas el pasado lunes cuando el líder de la oposición británica Jeremy Corbyn advirtió sobre un "Brexit de acuerdo con Trump", una referencia a las repetidas ofertas de Trump de un comercio posterior al Brexit. acuerdo entre los Estados Unidos y Gran Bretaña. Tal acuerdo, argumentó Corbyn, conduciría a "un acuerdo comercial unilateral de Estados Unidos que nos pondrá a merced de Donald Trump y las corporaciones estadounidenses más grandes".

 

A pesar de que la batalla del Brexit se calienta, con el primer ministro Boris Johnson, un conservador, planeando suspender el Parlamento y amenazando con expulsar a los miembros conservadores rebeldes del Parlamento del partido, Trump ha logrado insertarse en el debate sobre el Brexit.

 

¿Pero ha logrado persuadir a los británicos para que tomen en serio sus comentarios? Los analistas británicos no están tan seguros. "Nadie realmente lo toma completamente en serio", dijo David Henig, director del Proyecto de Política Comercial del Reino Unido en el Centro Europeo para la Economía Política Internacional.

 

En un reciente discurso, Corbyn se refería a un Brexit sin acuerdo, en virtud del cual los lazos entre Europa continental y Gran Bretaña se cortarían abruptamente sin acuerdos establecidos para aliviar el impacto, un escenario que parece cada vez más posible bajo Johnson. El Partido Laborista liderado por Corbyn y otros críticos del Brexit argumentan que una salida tan abrupta de la Unión Europea provocaría una escasez de alimentos y obligaría a Gran Bretaña a entablar conversaciones comerciales con Estados Unidos desde una posición negociadora debilitada.

 

Esas preocupaciones están parcialmente motivadas por los comentarios de Trump. En junio, el presidente sugirió que el Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña sería parte de cualquier conversación comercial posterior al Brexit. Aunque Trump retrocedió rápidamente, los políticos británicos, incluidos aquellos considerados cercanos a él, continúan oponiéndose a la idea.

 

Situación del Commonwealth

 

Los partidarios del Brexit deben darse cuenta de que la Commonwealth no les salvará. La Commonwealth supone aproximadamente una sexta parte del comercio con el Reino Unido en relación con el comercio de este país con la UE, y no tiene la capacidad ni el deseo de convertirse en un bloque comercial significativo para los intereses del Reino Unido.

 

Hace menos de un año, Theresa May estaba bailando en África, deteniéndose en tres países de la Commonwealth, Sudáfrica, Kenia y Nigeria, en su primera visita al África subsahariana.

 

La Primer Ministra estuvo allí para presentar un mensaje sobre la nueva Gran Bretaña global posterior al Brexit y fomentar asociaciones con los países de la Commonwealth. Para enfatizar la importancia de la nueva relación que el Reino Unido buscaba forjar, May llevó ministros de alto rango y una importante delegación comercial.

 

Sin embargo, la realidad es que la Commonwealth no es un reemplazo viable para la UE por el tamaño que representa.

 

“La Commonwealth es extremadamente vaga en este momento. No hay un conjunto de propuestas con las que cualquiera pueda estar de acuerdo", así describió el organismo Rob Davies, ministro de comercio e industria de Sudáfrica. "La Commonwealth no ha desempeñado un papel en el comercio internacional durante muchos años", agregó.

 

Aunque Davies admite que el Reino Unido ha tomado medidas para comenzar el debate, rechaza la idea de que la Commonwealth podría convertirse de repente en una entidad comercial seria.

 

"Entendemos que el Reino Unido quiere venir a nosotros (como la Commonwealth), en su totalidad, para presentar algún acuerdo más grande y profundo posterior al Brexit que desearían negociar con nosotros", dice. "Nos reuniríamos con ellos después de tres años o algo así, evaluar la situación y hacer un balance".

 

Ponerse en segundo plano de esta manera no suena como la Gran Bretaña global prometida por aquellos que llevaron al RU al Brexit, donde este país se libera de los problemas europeos, y extiende sus alas para buscar mercados globales a través de los océanos.

 

Como era de esperar, muchas de las principales voces del Brexit, desde Liam Fox hasta Boris Johnson, David Davis, Dominic Raab, particularmente Jacob Rees-Mogg, han anunciado la Commonwealth de una manera que conlleva cierta nostalgia por los días del Imperio. Presumiblemente creen que el resto de la Commonwealth está mirando hacia atrás a través de los mismos lentes de color rosa y buscarían entablar lazos más estrechos con el Reino Unido.

 

Las afirmaciones de que Gran Bretaña podrá recuperar sus pérdidas comerciales con la UE al tratar con las naciones de la Commonwealth son "locuras", dijo el ex primer ministro de Australia.

 

Kevin Rudd dijo que la idea de que los acuerdos comerciales con su país, Canadá, Nueva Zelanda e India compensarían la salida de la UE era "el más chiflado de los muchos argumentos chiflados" formulados por los partidarios del Brexit.

 

Escribiendo en The Guardian, dijo que, si bien Australia, Canadá y Nueva Zelanda "harían lo que pudieran" para elaborar nuevos acuerdos de libre comercio con el Reino Unido, su población total de 65 millones de personas no es un mercado adyacente al RU capaz de reemplazar a 450 millones de europeos.

 

Gibraltar y el Brexit

 

El gobierno del Reino Unido dice que Gibraltar no puede negociar independientemente un acuerdo de viaje sin pasaporte con la UE después del Brexit. Hace unos días , el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, dijo que unirse a la zona Schengen de la UE podría ser ventajoso para el pequeño territorio del Reino Unido.

 

Todos menos seis estados miembros de la UE están en Schengen, lo que permite a los ciudadanos viajar sin pasaporte a través de las fronteras de la UE. Un portavoz del gobierno del Reino Unido dijo que los arreglos de Gibraltar serían parte de las conversaciones entre el Reino Unido y la UE sobre futuras relaciones.

 

Mantener la facilidad de movimiento a través de las fronteras será parte de esas negociaciones después del Brexit, que está programado para el 31 de enero, dijo el portavoz, señalando la Declaración Política del Reino Unido y la UE sobre los lazos futuros.

 

Alrededor de 15.000 personas ingresan a Gibraltar diariamente desde España para trabajar, y el Brexit ha alimentado la preocupación de que podría haber retrasos costosos a medida que se examinan los pasaportes en la frontera. La frontera tiene solo 1.8 km (una milla) de largo.

 

Frenar la libertad de movimiento es un tema central en la salida del Reino Unido de la UE, con el gobierno del Reino Unido decidido a reducir la inmigración desde la UE.

 

"Después de que nos vayamos, el Reino Unido negociará la relación futura con la UE en nombre de toda la familia del Reino Unido, incluido Gibraltar. Trabajando estrechamente, los gobiernos del Reino Unido y Gibraltar siempre han apoyado acuerdos en la frontera con España que promueven la fluidez y han compartido prosperidad en la región ", dijo el portavoz británico. "El Reino Unido, incluido Gibraltar, no forma parte de la zona sin fronteras de Schengen".

 

Por su parte, un portavoz del gobierno de Gibraltar dijo a la BBC que los comités conjuntos de Gibraltar y España "se han reunido regularmente durante las conversaciones sobre el Brexit" para aclarar los arreglos del territorio después del Brexit.

 

El portavoz dijo que Picardo, primer ministro de Gibraltar, "podría prever una zona de viaje común que haría un trato con Schengen". Cuatro memorandos de entendimiento, adjuntos al Acuerdo de Retiro del Reino Unido, cubren las relaciones de Gibraltar con España sobre: ​​derechos de los ciudadanos; el entorno; policía y aduanas; tabaco y otros productos.

 

Situación escocesa

 

Escocia celebró un referéndum de independencia en septiembre de 2014, con la campaña No ganando el 55% de los votos. No obstante, posteriormente, en 2016, sucedió el Brexit. Los votantes en Escocia respaldaron a “Remain” en un 62%, pero aquellos en todo el Reino Unido en su conjunto votaron “Leave” en un 52%. El SNP vio esto como un "cambio material en las circunstancias" que justificaría una segunda votación de independencia, porque Escocia se enfrentó a ser sacada de la UE "en contra de su voluntad". Y desde entonces el partido ha tenido un fuerte desempeño en las elecciones. Ganó 48 de los 59 escaños al norte de la frontera en las elecciones generales del mes pasado, mientras hacía campaña para "poner el futuro de Escocia en manos de Escocia".

 

Durante mucho tiempo ha habido un debate legal sobre si el Parlamento escocés, en lugar de los parlamentarios de Westminster, podría aprobar las leyes necesarias para que se celebre una nueva votación sobre la independencia, pero el asunto nunca se ha probado en los tribunales. En cualquier caso, Sturgeon, ministra principal de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP) desde 2014, quiere que el gobierno del Reino Unido acuerde una transferencia de poderes que permita celebrar un referéndum, como sucedió en 2014.

 

La Sra. Sturgeon, líder del SNP, dice que esto garantizaría que el resultado del referéndum fuera considerado completamente legal y legítimo, particularmente por parte de la UE. No obstante, el primer ministro Boris Johnson ha rechazado rotundamente su solicitud, argumentando que el referéndum de 2014 fue un evento "único en una generación". La primera ministra escocesa dice que la posición de Johnson es insostenible y que sus rechazos simplemente aumentarán el apoyo a la independencia. Ella ha advertido que "no se puede retener a Escocia en la unión contra su voluntad". Si estos argumentos políticos no ceden ante Johnson, la primera ministra no ha descartado llevarlo a los tribunales. Sin embargo, este sería un proceso difícil y potencialmente largo, y los académicos constitucionalistas han advertido que "no hay atajos legales" en el campo de batalla político.

 

Una cosa que la Sra. Sturgeon ha descartado es un voto no autorizado. Ella dice que el ejemplo de Cataluña demuestra que "no conduce a la independencia". Quizás la opción más clara para ella podría ser lograr una victoria realmente grande en las elecciones al Parlamento escocés en 2021, en una plataforma explícita de exigir un referéndum, pero el SNP argumenta que ya ha ganado varios mandatos electorales.

 

Los datos de encuestas recopilados por What Scotland Thinks sugieren un aumento en el apoyo a la independencia, pero en general sigue siendo poco mayoritario. Excluyendo "no sabe", el promedio de encuestas este año ha sido del 51% No al 49% Sí. El promedio para 2018 fue del 55% al ​​45%, lo mismo que el referéndum de 2014. El SNP espera que una combinación de Brexit y hostilidad en Escocia hacia las negativas de Johnson comenzará a empujar la sociedad aún más en esta dirección. 

 

En la práctica, Escocia no se independizaría el día después de un voto de Sí; tendría que haber un período de transición. En 2014, el lado independentista dijo que tomaría 18 meses establecer un estado escocés independiente. Incluso si se celebrara un referéndum mañana, la transición se prolongaría más allá de finales de 2020, cuando el Reino Unido debe completar su salida de la UE. Esto significa que Escocia saldría de la UE con el resto del Reino Unido y necesitaría presentar una solicitud para unirse nuevamente. Los ministros escoceses aceptan que tendrían que pasar por un "proceso de adhesión" para ser miembros de la UE, pero quieren comenzar "lo antes posible".

 

 

José Carlos Álvarez Bernabé

Doctorando de la Universidad de Valladolid

 

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(*) Los artículos que se publican en esta sección, recogen exclusivamente la opinión del autor.