Reflexiones para entender el Brexit

Actualidad de la Fundación





"El futuro de Europa y el análisis de las diferentes crisis por las que ha tenido que pasar la construcción del proyecto europeo, ha sido una constante en la actividad del la Fundación Valsain.

Siempre hemos tenido presente que la razón de ser de la Unión Europea no es solo consolidar un proyecto de intereses económicos, políticos y sociales, sino también impulsar un formidable ejemplo de respeto hacia unos valores que son propios de un auténtico sistema democrático.

La crisis de esos valores, es hoy una realidad evidente en parte de los países de la Unión Europea y  contribuye al debilitamiento de la propia consistencia del proyecto. Contra esta tendencia hemos de dirigir todos nuestros esfuerzos de reflexión y debate sobre el porque del mismo y reforzar los principios esenciales que nos unen.

El estudio que ahora presentamos a la consideración de nuestros lectores, aborda precisamente el análisis del fenómeno del Brexit y todo el desquiciante proceso que le acompaña y que ha puesto al descubierto todas las contradicciones y debilidades de la democracia británica.

El autor es un joven estudiante en una prestigiosa universidad británica y escribe desde el interior mismo del proceso, de la vivencia día a día de sus contradicciones.

Es un análisis riguroso, que nos alegramos de poder publicar."

 

REFLEXIONES PARA ENTENDER EL BREXIT (*)

 

1.- La situación actual en el Reino Unido puede ser considerada la muestra más evidente de la crisis política que afecta a toda Europa. La elección del nuevo líder conservador y nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, considerado por muchos como la versión inglesa de Donald Trump, ha empeorado la ya existente inestabilidad en la región, y es el segundo primer ministro en ocupar la oficina del número 10 de Downing Street, en esta década, sin haber sido previamente elegido por el electorado; después de Theresa May, que sustituyó a David Cameron tras su dimisión.

May dejó su puesto el pasado 7 de julio, tras haber sido objeto de grandes controversias sobre su legislatura, en su mayor parte achacadas a su gestión de las negociaciones con la Unión Europea con respecto al Brexit, cuya fecha límite inicial, el 29 de marzo, se atrasó hasta el 31 de octubre de este año. La principal promesa del nuevo primer ministro Johnson fue asegurar que ese será el último día del Reino Unido en la Unión.

Durante su campaña para líder del partido conservador, Johnson prometió que Gran Bretaña saldría de la Unión Europea el 31 de octubre “sin peros que valgan”, y su primera estrategia para garantizarlo fue suspender el Parlamento Británico, acción solo posible con el apoyo de la corona.

Sin embargo, tras una sentencia del tribunal supremo escocés, dicha suspensión fue declarada ilegal y revocada. La mayor parte de la prensa inglesa rápidamente achacó la alianza entre Johnson y la Reina Isabel a un “engaño” por parte del primer ministro a la monarca.

 

2.- En el momento en el que estas líneas son escritas, existe un acuerdo ente el Reino Unido y la Unión Europea, sin embargo, no solo no ha sido ratificado por la cámara de los comunes, sino que una nueva extensión a la fecha límite ha sido acordada (31 de enero de 2020), lo que representa una monumental derrota a la administración de Johnson y el nuevo gobierno conservador. Este punto muerto en el que se encuentra el gobierno ha llevado al anuncio de unas nuevas elecciones generales en las que los Tories se enfrentarán a severos problemas electorales.

En primer lugar, el principal rival de Johnson a la hora de formar gobiernos es el partido Laborista. Con una militancia más numerosa y activa que, tras su congreso en Brighton el mes pasado, parece haber cerrado filas alrededor de su líder Jeremy Corbyn y ratificado el programa electoral más radical de su historia. Quedan ya muy lejos de los años del New Labour de Tony Blair, pero su legado sigue presente entre los miembros de la cámara que representan el Parliamentary Labour Party (Partido Laborista Parlamentario – PLP) que amenaza con romper filas en caso de que Corbyn se convierta en primer ministro en el supuesto de que las urnas le sean favorables.

En segundo lugar, el partido Conservador podría ver su base de votantes reducida en vista a las alternativas del Brexit Party y los Liberales-demócratas. Por un lado, el Brexit Party (partido del Brexit) presenta una propuesta populista y nacionalista a los votantes tradicionales conservadores que votaron sí al Brexit y que sienten que los conservadores no han estado a la altura de las negociaciones con la Unión Europea. Por otro lado, los Liberales-demócratas amenazan quitarles el voto moderado y pro europeo que se ve incapaz de apoyar a alguien como Johnson.

En tercer lugar, el Brexit está lejos de haberse solucionado. El acuerdo propuesto por Johnson ha sido calificado por muchos como “el mismo acuerdo que el de May, pero con unos cambios clave con respecto a Irlanda del Norte”, y ha sido derrotado en parlamento tal y como su anterior versión. Esto sin duda, tendrá un coste en las urnas apara un primer ministro cuya principal promesa fue resolver esta crisis.

Existen pocas posibilidades de que los Conservadores ganen las elecciones, y aun menos de que consigan una mayoría en el caso de que lo hagan. A efectos prácticos, los días de antaño en los que el partido conservador era considerado un punto de referencia para la derecha moderada y el liberalismo europeo, han llegado a su fin.

 

3.- La crisis del Brexit no sólo amenaza la estabilidad económica del Reino Unido a corto, medio y largo plazo, sino que también ha creado un sentimiento de desazón y cinismo contra el sistema democrático del país por parte de la población, cuestionando el sistema en su mayoría. Esto se achaca a varios factores:

Primeramente, el resultado del referéndum sigue siendo cuestionado por grandes sectores de la población. Es común escuchar a comentaristas políticos decir que el margen era demasiado pequeño para una decisión tan grande, y que la campaña del Leave (irse) cometió fraude electoral y mintió en sus principales puntos de campaña. Su semi asociación con la empresa Cambridge Analytica, responsable parcial de la victoria de Trump en Estados Unidos, añade aún más leña al fuego.

En segundo lugar, la imposibilidad de llegar a un acuerdo de salida mutuamente beneficioso para ambas partes y las sucesivas prórrogas a la inevitable salida han aumentado las tensiones sociales entre defensores y detractores del Brexit. Pese a aparentar lo contrario, esta lucha ideológica no lo es entre nacionalismo y progresismo, o racismo y tolerancia. De hecho, las líneas ideológicas entre Brexiteers y Remainers brillan por su ausencia. La amalgama de estadísticas e indicadores de voto de Ipsos MORI demostraron que, pese a ciertas diferencias más drásticas, en especial en términos de raza y edad, el principal punto de inflexión se encuentra en las clases trabajadoras precarias y desempleadas. A esto hay que añadir que un factor determinante en el resultado, fue la participación de sectores que previamente tendían a la abstención. Este resultado demuestra que el Brexit, más que un problema de racismo y nacionalismo, es el síntoma de la destrucción del centro político y el escepticismo hacia Europa y el sistema político actual.

 

4.- De otra parte, los valores constitucionales del Reino Unido han sido puestos en tela de juicio tras la controversia de la intromisión de la corona en los asuntos de estado y el carácter antidemocrático de la suspensión del Parlamento orquestada por el primer ministro. Los medios británicos han acusado a Boris Johnson de organizar un ‘golpe de estado’ contra la constitución y de mentir ante la reina para garantizar su apoyo, pero sectores de la izquierda han sido más críticos al analizar la situación, defendiendo que la corona no debería tener el poder de suspensión de Parlamento en primer lugar, dando peso al argumento republicano y aumentando el escepticismo contra el sistema.

 

5.- Finalmente, de entre todos los problemas provocados por el resultado del referéndum, el de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, resulta el más fácil de entender y el más difícil de solucionar. Bajo la legislación europea actual, no existe la necesidad de frontera física (con sus correspondientes controles fronterizos) entre Irlanda del Norte y la República Irlandesa, puesto que ambos países forman parte de la UE y por lo tanto se atienen a la misma legislación comercial y arancelaria. Esta situación es además crucial para el mantenimiento de una paz estable entre Irlanda y Reino Unido, cuyos años de cruda violencia, llegaron a su fin gracias a los acuerdos del “Good Friday” (Viernes Santo). El resultado del referéndum amenaza esa estabilidad, debido al hecho obvio de que la ausencia de una frontera física es impracticable tras la marcha del Reino Unido del mercado único.

Esta situación ha dado lugar al establecimiento por parte de la UE del Backstop (barrera), que a efectos prácticos mantiene Irlanda del Norte ligada de manera indefinida a la Unión Europea en el caso de que Gran Bretaña se decida por un Brexit sin acuerdo firmado, una posibilidad que aumenta cada día.

León Trotsky, revolucionario marxista y principal opositor a Stalin escribió en sus textos sobre Gran Bretaña que “Inglaterra no es más que el último pabellón del manicomio europeo, y posiblemente demostrará ser el pabellón para los casos más violentos”. El futuro cercano dirá si esta predicción se vuelve realidad.

Londres, 4 de noviembre de 2019.

 

Nicolás Navarro Padrón

Estudiante de Ciencias Políticas de la School of Oriental and African Studies (SOAS).

 

(*) Los artículos que se publican en esta sección, recogen exclusivamente la opinión del autor.